Había una vez una una brujita llamada Charlotte que era muy simpática. Un día tuvo que mudarse a otro pueblo y cuando llegó temía hacer amigos, pensaba que nadie iba a querer hacer amistad con ella, entonces dijo:
- Como temo hacer amigos, voy a tirarles un hechizo y cuando quieran que se los arregle y lo haga me darán las gracias y voy a hacerme su amiga.
Así fue como Charlotte lo hizo, pero hubo un gran problema en lugar de hacer una amiga se hizo su enemiga.
Todos los niños protestaban por que querían volver a ser normales, pero Charlotte tenía miedo a disculparse y no lo hizo, no se disculpó.
Un día una vecina del pueblo donde vivía Charlotte iba a hacer una fiesta de Hallowen e invito a todos en el pueblo excepto a Charlotte. La brujita estaba muy muy triste, fue a preguntarles por que no la había invitado y la niña dijo:
- ¿Porqué tú nos has hecho hechizos? Ahora parecemos monstruos y por eso solo podemos hacer fiestas de hallowen, ¿no ves el daño que has hecho? Mi cumpleaños va a tener que ser una fiesta de hallowen.
Charlotte se enojó y se fue, pero al poco tiempo recapacitó y les fue a pedir disculpa a sus vecinos y a arreglar los hechizos. Entonces sus vecinos se pusieron felices y la disculparon. Después de arreglarlo todo, la niña invitó a Charlotte a la fiesta.
Al final Charlotte dejó de hacer fichurias y consiguió muchos amigos. Fue muy pero que muuuy feliz.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado
Moraleja: No hace falta tener que engañar a las personas para que ellas sean tus amigas.Valores del cuento: Saber pedir disculpas, ser sincero y creer en sí mismo.
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